Avon explica el rol de la gestión humana como promotor de la cultura organizacional para lograr espacios más diversos, inclusivos y sostenibles.
Si se mira el concepto de sostenibilidad, este se refiere, de acuerdo con varias definiciones, a “la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas, garantizando el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social”.
Eso hace pensar en las acciones que se toman para garantizar un mejor futuro en temas de medio ambiente, de economía y de responsabilidad social no solo como individuos, sino también como sociedad y también como organizaciones que hacen parte de un ecosistema vivo que se alimenta de prácticas y buenas iniciativas.
Cuando se habla de esas organizaciones sostenibles con buenas prácticas se hace referencia a cómo los procesos productivos dejan de ser invasivos y se vuelven más amigables, optimizando los recursos naturales para aprovecharlos al máximo. Adicionalmente, en términos de crecimiento económico, las empresas deben lograr un capitalismo consciente que dé un propósito organizacional superior, creando valor para lograr un crecimiento sostenible y rentable.
Pero ¿qué tiene que ver todo este contexto con la estrategia y las acciones de Gestión Humana?, ¿Cómo desde las organizaciones se puede apalancar todos estos temas y contribuir a la sociedad?
Pues bien, de acuerdo con Cristina Palacio, gerente de Cultura, Desarrollo y Gobernanza en Avon “el rol de Gestión Humana se vuelve cada vez más protagónico en un ambiente de sostenibilidad ya que debe impactar en primera instancia a las personas que hacen parte de la compañía. En ese sentido, velar por un ambiente de trabajo sano, por generar bienestar, por lograr que los colaboradores se identifiquen con ese propósito superior y logren tener una alineación en la que ellos/ellas puedan dar lo mejor de sí, y al mismo tiempo, lograr sus sueños y aspiraciones impactando positivamente los resultados del negocio.”
Ambientes que promuevan la diversidad y la inclusión, donde se eliminen los sesgos inconscientes y existan espacios de confianza, buen trato, respeto y sobre todo que, de paso a la coherencia y el ejemplo a través de un liderazgo transformacional, inclusivo y que manifiesta un interés genuino por las personas, garantizando así su compromiso y generando contribuciones valiosas que agreguen valor a los clientes y al entorno.
Para eso es de vital importancia la conexión entre el liderazgo y la cultura, tener “mejores personas” que generen consciencia en sus equipos, que logren trascender la cultura más allá de la organización, que sean seres integrales, con comportamientos consistentes tanto en sus espacios de trabajo como en sus vidas privadas, que creen lazos para generar círculos virtuosos.
¿Y cómo se logra esto? Pues bien, es definir claramente cuáles son los públicos o stakeholders con quienes se deben generar alianzas, establecer quiénes son las partes interesadas: personas de la organización, líderes, equipos, familias, alta dirección, clientes, proveedores, aliados estratégicos, medio ambiente y sociedad.
“Como Gestión Humana tenemos la responsabilidad de crear organizaciones centradas en el SER, con una “humanidad aumentada” (es decir, combinar la Inteligencia Artificial con la Inteligencia Emocional); de gestionar el talento de nuestra gente, de fortalecer los procesos de comunicación, de pensar en red y de propiciar conversaciones que nos hagan más humanos, más sensibles, más íntegros, que piensen en el YO, en el OTRO, en NOSOTROS, en los NEGOCIOS y en el ECOSISTEMA que habitamos para impactar positivamente la sostenibilidad que tanto anhelamos.” – explica Cristina Palacio.
Fortaleciendo una sociedad más humana y diversa, una economía que agregue valor y bienestar, y unos seres humanos que empiecen a pensar más allá de las fronteras de sus propias vidas u organizaciones, se llegará a una cultura donde todos tengan un rol protagónico, indispensable y sostenible.
*Comunicado de prensa