‘El hombre de la flor en la boca’, gran estreno octubre 18 – Bogotá

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    La obra “El hombre de la flor en la boca”, es un “clásico” pirandelliano traducido y conocido en todo el mundo.

    Se presenta en esta ocasión en Bogotá en un monólogo inédito realizado por el actor español Manuel Navarro, bajo la dirección del director italiano Gianluca Barbadori. El trabajo, realizado en forma de evento-espectáculo, se presenta de manera original y esencial. Una prueba de actor.

    ‘El hombre de la flor en la boca’ de Luigi Pirandello. Evento-espectáculo para 60 espectadores
    Con: Manuel Navarro. Director: Gianluca Barbadori. Vestuario: Guadalupe Errazuriz – EL OTRO TRAPO.

    Estreno: 18 de octubre – 8pm.
    Funciones: Jueves 26 – Viernes 27 – Sábado 28 de Octubre – 8pm. Sala Ágora, Academia de Artes Guerrero, Cr 18A n. 43-50. Valor de la entrada: 10.000

    Se trata de una comedia en un solo acto, publicada en 1923 inicialmente con el título de “Con la muerte encima».

    El texto propone el tema de la apreciación de las pequeñas cosas en el momento de necesidad y cuando está la amenaza de perderlas irremediablemente: desde el momento en que recibe una noticia inesperada, el protagonista de la obra cambia su forma de ver el mundo, observando su propia vida y la de los demás. Cada acto cotidiano, aparentemente banal y repetitivo, adquiere de repente una importancia vital para él, comenzando con una serie de apasionadas reflexiones sobre la existencia y sobre la importancia de los detalles y de las pequeñas cosas que rodean nuestra cotidianidad.

    Lo que al principio para el público podría parecer no más que una maniáca fijación por los detalles, resulta ser algo mucho más profundo y existencial.

    Para “El hombre de la flor en la boca” las imágenes normales, las vitrinas de las tiendas y los vendedores de las mismas, los objetos de la vida cotidiana, las personas en la calle, se convierten en el símbolo mismo de la vida que fluye: una vida que corre para todos, especialmente y sobre todo para aquellos que, culpablemente, no dejan de saborear cada detalle, incluso aquellos que aparentemente son más insignificantes. Sólo tarde (o cuando ya es demasiado tarde) las personas se dan cuenta de la verdadera esencia de la vida y de su fugaz belleza. En aquellos momentos esa avidez por la vida que siempre habrían debido poseer, se manifiesta en toda su maravillosa y sorprendente potencia.

    *Comunicado de prensa

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